“Un paquete de rubio, por favor”, pide un cliente en una sucursal de La Haya de una multinacional holandesa de supermercados. La cajera se da la vuelta, saca una llave y abre un armario metálico con la puerta pintada de blanco. Cierra, cobra y atiende el siguiente pago. El tabaco y sus productos ya no están a la vista en estos establecimientos desde 2020, y el Gobierno prevé prohibir ahí la venta para 2024. A partir de 2030 tampoco podrán comprarse en las gasolineras. Desde 2032, solo en los estancos. “Lo siento, aquí afuera no se puede fumar”, le dice un camarero a un grupo recién sentado en una terraza, alguno de cuyos miembros vapea. Los dueños de locales de restauración pueden decidir legalmente si quieren que sus espacios abiertos estén libres de humos, y la cuadrilla de amigos se marcha. Este año, Países Bajos se ha convertido en el primer estado de la Unión Europea en adoptar las seis medidas que ayudan a reducir la demanda de tabaco recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lograrlo ha sido posible gracias a la colaboración entre el Ejecutivo, las organizaciones sanitarias y la sociedad.
El armarito del supermercado con el resto de cajetillas es también una suerte de galería fotográfica destinada a advertir de los peligros del tabaquismo, en particular a menores y jóvenes. Una ojeada rápida devuelve fotos de dentaduras destruidas, pacientes entubados, pulmones negros, pieles macilentas y niños con problemas respiratorios por ser fumadores pasivos. En la terraza, el grupo que pretendía usar sus cigarrillos electrónicos se ha ido dando voces en busca de otro lugar. En los famosos coffeeshops, donde el consumo de marihuana es tolerado por las autoridades si el usuario no tiene más de cinco gramos, tampoco se puede fumar tabaco tradicional. Forman parte del sector de la hostelería y, desde 2020, deben cumplir las mismas normas del resto de bares, cafeterías o restaurantes. Se puede utilizar la droga sin tabaco, mezclada con sustitutos como lavanda, romero, salvia… y vapear. Es una situación que sorprende a muchos turistas.
Según un informe publicado este julio por la propia OMS, Turquía, Brasil y Mauricio han conseguido también reducir la demanda de tabaco, y el organismo recuerda que casi el 40% de los países cuenta ya con lugares públicos interiores sin humos. Introducidas por la OMS en 2008, las seis medidas se agrupan bajo el término Mpower y son estas: vigilar el consumo de tabaco, advertir de sus peligros, proteger del humo, ofrecer ayuda para dejar de fumar, cumplir las prohibiciones de publicidad, promoción y patrocinio, y aumentar los impuestos sobre este producto. Sin ellas, la organización calcula que habría unos 300 millones más de fumadores en el mundo. El trabajo hace a su vez hincapié en los cigarrillos electrónicos, “dirigidos principalmente a niños y adultos jóvenes, aunque pocos países disponen de reglas para protegerles”. En Países Bajos están prohibidas las fotos y los vídeos de estos inhaladores en las tiendas digitales que los comercializan. Tampoco se pueden incluir enlaces que lleven a otros sitios web del mismo tipo. Desde 2023, además, ya no es posible sacar al mercado nuevos sabores añadidos para vapear. En la oferta actual figuran, entre otros, gustos a helado de fresa, mango, avellana o mojito. Las empresas manufactureras podrán vender las reservas ya existentes hasta el 1 de enero de 2024. A partir de entonces, “solo se permitirá el sabor a tabaco para hacerlo menos atractivo a un público joven”, explican fuentes del Ministerio de Sanidad. Menos aún se podrá hacer publicidad con lemas que fomenten el supuesto atractivo del fumador o del tabaco mismo.
La asociación holandesa que reúne a los vendedores de este tipo de cigarrillos y sus accesorios (Esigbond) sostiene en su página web que “constituyen una de las alternativas menos dañinas y es importante que no sean regulados de forma más estricta que los tradicionales”. Para ilustrar las ventajas del vapeo para la salud, la asociación cita un estudio de 2016 del Instituto para la Salud y el Entorno (RIVM, en sus siglas neerlandesas) que dice lo siguiente: “Este sistema evapora un líquido que contiene normalmente nicotina. De este modo, el usuario no está expuesto a tanta toxicidad como cuando fuma uno de tabaco”. Sin embargo, el mismo trabajo añade esto: “Los efectos a largo plazo en el conjunto de la población no están claros todavía y se necesitan más datos para poder brindar una opinión equilibrada sobre su nocividad. Por ejemplo, sobre el comportamiento del fumador”.
Según cálculos de la Oficina Central holandesa de Estadística, la proporción de fumadores ha pasado de un 25,7% de los mayores de 18 años en 2014 a un 18,9% en 2022. De los 17,8 millones de habitantes, 1,6 millones tienen entre 18 y 25 años. A la puerta de las escuelas de educación secundaria y de las universidades sigue habiendo alumnos en corrillos cigarrillo en mano. “Ninguno de mis amigos fuma, pero supongo que las afinidades incluyen también estas cosas y vas con la gente que comparte tus aficiones”, dice Daniel J., estudiante de Historia. Los datos correspondientes a 2021 de Trimbos, instituto especializado en salud mental y adicciones, cifran en un 17,2% los niños entre 12 y 16 años que habían encendido algún cigarrillo. En el último mes, lo ha hecho un 9,5%. Hasta este enero, los fumadores podían reunirse en los andenes del ferrocarril en torno a un poste con ceniceros. La zona estaba señalada, pero acababan mezclándose con los demás pasajeros en las horas punta. Ahora, los mástiles metálicos han desaparecido y los recipientes para las colillas están a la salida de las estaciones. En Francia, Bélgica y Reino Unido también aplican esta regla.
Los buenos resultados holandeses se deben a tres factores: la labor de concienciación llevada a cabo en los últimos años por la denominada Alianza en favor de una Sociedad Libre de Humo; consenso sobre el abordaje del problema y sus soluciones incluido en un Acuerdo Nacional de Prevención; y voluntad política. “La estrategia de la Alianza arriba mencionada se ha centrado en facilitar que los padres críen a sus hijos al margen de la exposición al humo del tabaco, y de la tentación de empezar a fumar, para que los niños nacidos a partir de 2017 elijan no hacerlo”, explica Sigrid Troelstra, investigadora del Instituto Trimbos. El objetivo gubernamental es conseguir “una generación libre de humo” para 2040, y Maarten van Ooijen, secretario de Estado de Sanidad, ha dicho: “Las organizaciones sociales, los expertos en salud y los médicos son la fuerza que empuja los logros en el control del tabaco”. La industria tabaquera no obtuvo permiso para participar en la redacción del acuerdo de prevención, que no veta el cigarrillo electrónico. Sí lo excluye en bares, restaurantes, edificios y transporte público, aeropuertos, andenes, lugares de trabajo, hospitales, escuelas y sus patios. Los mismos espacios cerrados al tabaco clásico.
Entre los países que están a una disposición del grupo Mpower para poder sumarse a los cuatro ya en cabeza figura España. A escala internacional, la propia OMS indica que 5.600 millones de personas —el 71% de la población mundial— están protegidas con al menos una política de prevención contra el consumo de tabaco. Es cinco veces más que en 2007. Por otro lado, Angela Ciobanu, experta del organismo, afirma que alrededor de 8,7 millones de personas mueren al año por culpa del tabaco y sus productos. “La respuesta del público holandés ha sido positiva, y una de las razones es el énfasis puesto en la protección de la infancia. La mayoría de la población, incluidos muchos fumadores, apoyan las políticas libres de humo en lugares frecuentados por menores. Desde el patio de la escuela a los coches particulares”, señala, en un correo electrónico, Sigrid Troelstra.
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