La madrugada del 27 de mayo, cuando el reloj ya había marcado la una, E.L.C.R. les dijo a sus dos hijos, una niña de 14 y un niño de 4 años, que tenían que tomarse unas pastillas para los huesos. La madre se encontraba con los dos en su vivienda del municipio de Manacor, al este de Mallorca, mientras su ya expareja y padre de su hijo menor había salido a andar en bicicleta. Incitados por su madre, los dos menores se tomaron las pastillas, que eran en realidad benzodiacepinas, y se sumieron en un profundo sueño. La niña de 14 años se despertó cuando notó que su madre le estaba tapando la nariz y la boca con los dedos. No pudo salir del estado somnoliento y se despertó una segunda vez cuando E.L.C.R. estaba encima de ella con los brazos oprimiéndole el cuello. La menor de 14 años logró zafarse de su madre gracias a sus conocimientos de judo y logró evitar la asfixia. Habían pasado 24 horas desde que se habían tomado las pastillas. Este miércoles, E.L.C.R ha aceptado una condena de 16 años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa y un delito de lesiones.
Su defensa ha alcanzado un acuerdo de conformidad con la Fiscalía que reclamaba una pena inicial de 28 años de cárcel por el intento de homicidio de cada uno de sus hijos. Además, tiene prohibido acercarse a los dos menores a menos de 500 metros y comunicarse con ellos durante 12 años. El juzgado le ha retirado la patria potestad y ella tendrá que pagar una indemnización a los niños por las lesiones y secuelas sufridas. La niña de 14 años estuvo ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica y presenta secuelas de tipo psicológico, mientras que el niño de cuatro también tuvo que pasar un tiempo en la UCI.
La acusada ha comparecido en el juicio vestida con un chándal verde con motivos infantiles de los dibujos animados de Winnie de Po. Entre sollozos y a preguntas de la Fiscalía ha reconocido que obligó a sus hijos a tomar benzodiazepinas y que intentó asfixiar a su hija en dos ocasiones mientras estaba durmiendo. Ha admitido que les provocó una intoxicación por barbitúricos de la que tuvieron que ser tratados después. Durante la sesión se ha reproducido en la sala el testimonio que la menor prestó en el juzgado de instrucción, que la acusada ha seguido entre lloros y con la cabeza cabizbaja tapada por la capucha del chándal. En esa comparecencia, la menor ha explicado que su madre le dio dos pastillas y que cuando le preguntó para qué eran, su madre le dijo que para los problemas en los músculos y huesos. “Pensé que como tenía dolores en los músculos por el judo eran para eso”. La niña también ha relatado que, por los problemas que vivía en casa por la separación de su madre y el padre de su hermano, tenía que ir al psicólogo y tomar melatonina para dormir pues padecía insomnio.
Cuando se tomó las pastillas, ha relatado, cayó en un sueño profundo hasta que, en un momento dado, se despertó con su madre encima intentando asfixiarla. “Ella no me hablaba, le intenté decir como pude que parase, pero ella no contestaba ni nada y yo estaba en shock” ha relatado la víctima, que ha explicado que su madre se encontraba “feliz” hasta el día anterior, cuando su humor cambió y estaba llorosa. Le pidió una caja en la que luego descubrió que estaban guardadas muchas cosas personales de ella y de su hermano, como las pulseras que se ponen a los bebés recién nacidos en el hospital. Después, cuando ella y su hermano se encontraban en el hospital, el padre de su hermano le dijo que su madre había intentado matarlos y que ella misma se había querido quitar la vida tomando “Salfumán”.
La expareja de la mujer y padre del niño de cuatro años ha declarado como testigo. Ha explicado que todos dormían en la misma casa, pero en habitaciones separadas con una puerta con candado, por eso la jornada que los menores permanecieron durmiendo por el efecto de los barbitúricos y que él estuvo fuera montando en bicicleta no notó nada raro. Por la noche recibió un mensaje de la acusada, desde la otra habitación, en el que le decía que había cometido “una locura” y se había intentado “llevar” a los niños con ella. “Entré en la habitación y ella estaba inconsciente, la niña se despertó enseguida y el niño quince minutos después. Llamé a los servicios de emergencia porque después ella también se despertó y se puso a vomitar” ha relatado el hombre, que ha renunciado a reclamar cualquier tipo de indemnización porque lo que quiere “es no tener que verla”. También ha declarado la forense que practicó el examen a la menor, que ha explicado los efectos de las benzodiazepinas en el cuerpo de los menores y ha ratificado que la dosis que los hermanos habían tomado “no era letal”. El agente de la Policía Nacional de Manacor que atendió a las víctimas también ha ratificado que la menor les ofreció el relato del intento de asfixia de la madre ya en el hospital.
La acusada ha ejercido su derecho al turno de última palabra. Entre sollozos ha lamentado lo que hizo. “Mis hijos es lo que más amo, la condena mía va a ser estar sin ellos”, ha dicho la mujer, que ha agradecido la ayuda que les están ofreciendo a nivel psicológico tanto a ella como a los menores. “Un techo que no tenía para mis hijos me hizo cometer esa atrocidad, no quería irme con mis hijos a la calle, me quedaban días para irme de la casa de mi ex, no quería seguir escuchando insultos y que mi hija sufriera tanto, solo que en vez de protegerlos les hice daño y esa es mi condena, estar lejos de ellos”, ha dicho entre lágrimas, incidiendo varias veces en que sólo quería proteger a los menores. El juicio ha quedado visto para sentencia.