En un terreno plano como el del sur y el este de Ucrania, en medio de una guerra de trincheras en la que los avances de los contendientes se cuentan por metros, el control del aire se ha convertido en fundamental. Es en ese ecosistema en el que Rusia cuenta con un arma clave, el helicóptero de ataque Ka-52 Alligator. Usado en la guerra de Siria, Moscú lo ha modificado para incorporar las mejoras que sus efectivos identificaron en ese conflicto y adaptarlo a sus operaciones en el territorio ucranio que todavía ocupa tras la invasión masiva lanzada en febrero de 2022. Los nuevos modelos incorporan un tipo de misil capaz de superar las defensas antiaéreas ucranias con un alcance de hasta 15.000 metros.
El Ministerio de Defensa británico considera esta aeronave de combate —conocida en la OTAN como Hokum— “uno de los sistemas de armamento rusos más influyentes” para contrarrestar el redoble de la contraofensiva que ha lanzado Kiev en el sur del país. Las fuerzas de defensa ucranias han recrudecido estos días su agónico avance con tropas entrenadas en Occidente equipadas con tanques de fabricación alemana Leopard y vehículos Bradley estadounidenses. Tanto el departamento de Defensa de EE UU como el Kremlin han reconocido el refuerzo de los ataques, gracias a los cuales las tropas ucranias lograron romper el viernes temporalmente las líneas de defensa rusas en la localidad de Robotyne. El objetivo de Kiev es abrir una brecha en el corredor que une el este ocupado con el sur y Crimea para poder alcanzar las costas del mar de Azov, aún bajo control de Moscú.
Es en ese escenario bélico donde el helicóptero Ka-52 puede ser la clave para que Rusia frene o al menos ralentice el empuje ucranio en Zaporiyia. Fabricado por la empresa rusa Kamov, la fuerza aérea rusa cuenta con este aparato desde 2010 y, tres años después, fue presentado internacionalmente en el Salón Internacional de Le Bourguet (Francia), una de las principales ferias comerciales aeronáuticas a nivel global. Gracias a su rotor coaxial —formado por dos hélices que giran en sentido distinto— “cuenta con una maniobrabilidad única que le permite realizar maniobras de combate dentro de un área mínima y en el menor tiempo posible para lograr una posición de ataque ventajosa”, según el fabricante. Su velocidad máxima es de 350 kilómetros por hora y puede alcanzar una altitud de 5.500 metros. Su autonomía supera los 500 kilómetros.
Se trata de un aparato blindado biplaza en el que los pilotos se sientan uno al lado del otro, y que cuenta con un sistema de eyección para ellos en caso de alcance. Puede operar día y noche y en cualquier tipo de situación meteorológica gracias a sus sensores. En su variante básica, cuenta con un cañón de 30 milímetros en su lado derecho y bajo sus alas puede combinar en sus distintas configuraciones varios tipos de proyectiles: misiles antitanque, misiles aire-aire, cohetes no guiados (80 de 80 milímetros o 10 de 122 milímetros) y bombas de distinto calibre. En misiones de combate, este aparato puede cargar hasta 12 misiles aire-tierra tipo Vijr con un rango de hasta ocho kilómetros para destruir los carros de combate enemigos.
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“Se trata de aparatos que pueden volar muy bajo, entre 50 y 100 metros de altura, lo que los hace prácticamente indetectables para los ucranios”, explica el analista Guillermo Pulido, de la revista Ejércitos. “Dada la superioridad aérea de Rusia, Ucrania no puede derribarlos con sus aviones ni con sus defensas antiaéreas de baja cota; además, sus helicópteros de combate son mucho más rudimentarios”, añade el especialista, que recuerda que algunos de estos aparatos están dotados con dispositivos que permiten desviar los misiles que eventualmente se lancen contra ellos. “El Ka-52 es, en principio, prácticamente inmune a cualquier arma que los ucranios puedan emplear contra él; puede disparar cohetes desde distancias mucho más amplias que los misiles antiaéreos Stinger con los que cuentan los ucranios, así que es factible que sea un buen arma para frenar la contraofensiva”, sostiene el analista.
Sin embargo, desde que comenzó la invasión masiva de Ucrania en febrero de 2022, Moscú ha perdido una cuarentena de aparatos de este tipo. Al mismo tiempo, estos helicópteros, según la inteligencia británica, han provocado un coste muy serio en bajas y daños en las filas de Kiev. Moscú ha desplegado en los últimos meses un nuevo modelo de este mismo prototipo, el Ka-52M, desarrollado tras la guerra de Siria, según el Ministerio de Defensa británico, y que incorpora las mejoras necesarias detectadas por la fuerza aérea rusa durante esa campaña.
La finalización de los trabajos de actualización de las primeras aeronaves de este tipo estaba prevista para octubre de 2022, según la agencia rusa TASS. Las mejoras consistieron en la posibilidad de incorporar a su armamento el misil de crucero 305E, que fue utilizado en combate por primera vez en Siria, aunque montado en otro helicóptero de ataque, el Mi-28. Para ello los dotaron con una interfaz específica para este tipo de cohete, un lanzador y un enlace de radio para poder guiarlo. Sus prestaciones también se incrementaron “con un sistema de visión de 360º, los últimos sistemas de intercambio de datos y un equipo de navegación por satélite”, según esa misma agencia.
El 305E casi duplica el alcance de los Vijr, con un rango de unos 15 kilómetros. Se trata de un dispositivo tipo LMUR (abreviatura de Light Multipurpose Guided Rocket, misil guiado polivalente ligero) con una capacidad operativa y destructiva mucho mayor. Además de su rango, cuenta con una ojiva de 25 kilos, tres veces más grande que la de los anteriores cohetes utilizados con el Ka-52. Se trata de un modelo mucho más grande (105 kilos), guiado mediante dispositivos ópticos o térmicos y cuya trayectoria puede ser modificada en pleno vuelo vía satélite, lo que permite al helicóptero de ataque separarse inmediatamente del lugar del lanzamiento, incluso sin ni siquiera haber fijado previamente un objetivo. Un misil antiaéreo portátil Stinger como los proporcionados por EE UU a Kiev tiene un alcance máximo de unos 6.000 metros.
En estas condiciones, los servicios de inteligencia ucranios deben desempeñar un papel central, según los expertos consultados. La autonomía de estas aeronaves es muy limitada y es posible, con los medios tecnológicos actuales, conocer de antemano la base de la que parten para sus operaciones y la trayectoria que siguen hasta tener a sus objetivos a su alcance. Los expertos apuntan también a la posibilidad de utilizar dispositivos de guerra electrónica capaces de desviar los nuevos misiles que cargan.
Los rusos se han dado cuenta de la ventaja que les da montar sobre sus helicópteros este tipo de munición y ya la han utilizado. “Las tripulaciones de los Ka-52 han aprovechado rápidamente las oportunidades para tratar de lanzar este tipo de dispositivos más allá del rango de las defensas aéreas ucranias”, decía el informe de inteligencia británico del pasado jueves. Ahora está por ver si el armamento proporcionado por Occidente a Kiev es suficiente para que su ejército siga avanzando hacia el sur pese a la teórica superioridad que, según uno de sus principales aliados, el Reino Unido, estos equipos militares pueden dar a Moscú para frenar sus embestidas.
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