Gabriel Escobedo Flores no sabe lo que es dormir de noche desde hace ocho meses. Con 68 años, diversas patologías respiratorias, obesidad mórbida y escasa movilidad, este vecino de Jaén se ve obligado, por prescripción médica, a conectarse cada noche a dos dispositivos, una mascarilla para la apnea del sueño y una máquina de oxigenoterapia, para ayudarle a conciliar el sueño. En esa situación lleva varios años, pero en enero pasado los dos mecanismos del tratamiento se hicieron incompatibles entre sí y, más que una ayuda, se convirtieron en un infierno cada noche.
“Es imposible dormir y encima cada noche tengo crisis de ansiedad y depresión, así no puedo vivir”, declara Escobedo desde su casa en el casco antiguo de Jaén, donde vive solo y sin más ayuda que el servicio de la Dependencia que recibe una hora al día y también la que le ofrecen algunos voluntarios sociales. Este paciente lleva desde enero solicitando, sin éxito, una cita en la Unidad del Sueño del Hospital de Jaén. “Ya me han llegado tres o cuatro cartas cancelándome la cita porque dicen que no hay neumólogos”, dice, resignado.
El pasado 12 de mayo, tras una reclamación interpuesta por el afectado, el Hospital de Jaén le contestó pidiéndole disculpas por los “trastornos ocasionados” y justificando el cierre de agendas y de citas en la Unidad del Sueño “por la falta de médicos neumólogos para contratar”.
Una situación, asegura Escobedo, que le está provocando una angustia tremenda y un deterioro progresivo de su salud y de su calidad de vida. “Como no descanso por la noche, por el día no puedo hacer nada, me duelen mucho los huesos y encima cada vez tengo menos movilidad”, indica.
Tan solo logra conciliar el sueño algunos ratos sueltos durante el día en el salón de la casa, aunque indica que es la ansiedad que le genera la enfermedad la que le impide tener un descanso adecuado. A la calle apenas puede salir, y si lo hace, tiene que ser ayudado con el andador o el bastón. “Cuando me quedo dormido enseguida me despierto con pesadillas, es horrible”, apunta.
El Hospital Universitario de Jaén ha informado de que el paciente fue derivado en junio a la consulta de control de los dispositivos en la consulta de terapias respiratorias y antes, en marzo, fue citado para revisión. También asegura que se le ha ofrecido en diversas ocasiones revisar su tratamiento a través del ingreso hospitalario, pero siempre se han encontrado con la resistencia del paciente, según sus portavoces.
Escobedo no niega que haya rechazado algunas de las alternativas que se le han propuesto, pero él insiste en que quiere ser atendido en la Unidad del Sueño o en la Unidad de Neumología (donde acaba de incorporarse un nuevo facultativo) por parte de especialistas. Y añade que, cuando se le canceló la cita, se le ofreció en varias ocasiones derivarlo a hospitales de otras provincias, a lo que también se negó.
“Un día me llamaron para ofrecerme trasladarme a la clínica San Rafael de Cádiz, pero les dije que no porque no sabía si me iban a poner una ambulancia”, agrega Escobedo, que en verano ve agravadas sus patologías por los continuos episodios de calor que están asolando al sur de España y también por las limitaciones que le suponen sus 150 kilos de peso.
Pero el caso de Escobedo ha sacado a la luz la que es la mayor rémora del Sistema Andaluz de Salud (SAS): la ausencia de médicos especialistas. La propia consejera andaluza de Salud, Catalina García, admitía durante una reciente visita al Hospital de Jaén que faltan médicos, pero acto seguido añadía que era imposible contratarlos “porque no hay en la bolsa”.
No obstante, más allá de la falta de médicos especialistas, la atención primaria se ha resentido de manera alarmante durante este verano en gran parte del medio rural jiennense. Han sido varios alcaldes, en especial de la Sierra de Segura, los que han denunciado los recortes horarios en el servicio médico o la falta de pediatras y otros especialistas a los que no se ha sustituido durante los meses de verano.
Una situación, denunció el PSOE, que se ha dado en una época en la que muchos pueblos del medio rural han incrementado de manera notable su población por la llegada de antiguos emigrantes residentes en otras comunidades.
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