Los llamamientos a suspender la ayuda militar a Israel cobran fuerza en las filas demócratas de EE UU | Internacional

Algo está cambiando en la política estadounidense hacia Israel. El firme apoyo de la mayoría demócrata en la guerra en Gaza se desmorona y cada vez son más, y de jerarquía más alta, las voces que exigen una suspensión de la ayuda militar al país aliado, en una tendencia que se ha acentuado desde la matanza de siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen (WCK) el lunes. Ahora, la muy respetada expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y docenas de congresistas han enviado una carta al presidente Joe Biden y al secretario de Estado, Antony Blinken, para urgirles a dar ese paso, algo impensable al comienzo del conflicto.

Que Pelosi se haya sumado a las firmas pone en evidencia que la oposición al envío de armas ya ha dejado de ser una postura exclusiva del ala más progresista y empieza a extenderse dentro de un partido que siempre ha hecho gala de su cercanía a Israel. En medio de un malestar creciente por el alto número de víctimas civiles palestinas en la ofensiva israelí, que ya superan las 33.000, según el Ministerio de Sanidad gazatí, y el espectro de la hambruna en la Franja, el ataque contra los cooperantes parece haber sido la gota que ha colmado el vaso.

“A la luz del reciente ataque contra los cooperantes y la crisis humanitaria que no cesa de empeorar, creemos que es injustificable aprobar estas transferencias de armamento”, indica la carta. Además de Pelosi, el texto está suscrito por otros 39 congresistas demócratas, incluidas las diputadas Alexandria Ocasio-Cortez, Barbara Lee y Rashida Tlaib, la única legisladora de origen palestino en el Congreso estadounidense.

Estados Unidos transfiere cada año más de 3.800 millones de dólares (3.500 millones de euros) en asistencia militar a su gran aliado en Oriente Medio. El mismo día en que se lanzaba el bombardeo contra los cooperantes, el Gobierno estadounidense daba el visto bueno a un nuevo envío de armamento a Israel, incluidas más de 2.000 bombas de diverso tonelaje y 25 cazabombarderos F-35, según el Washington Post. La Administración Biden también se plantea otra transferencia de armamento por valor de 18.000 millones de dólares que, según medios estadounidenses, podría incluir cazas F-15.

La misiva reclama una investigación estadounidense sobre el ataque contra los trabajadores humanitarios de World Central Kitchen. La pesquisa israelí encontró “graves errores”, pero no aclara por qué las tropas “no entendieron” que los tres vehículos bombardeados pertenecían a la ONG, puesto que portaban el logo a gran tamaño y habían avisado de su ruta a las fuerzas israelíes. Tampoco explica por qué continuó la agresión cuando se veía que los supervivientes que trataban de protegerse cambiando de vehículo no iban armados.

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“El primer ministro [Benjamín] Netanyahu ha declarado que se trató de un ‘caso trágico en el que las fuerzas atacaron a gente inocente’. Si eso es cierto, es un error chocantemente inaceptable. Urgimos con firmeza a su Administración a desarrollar una investigación exhaustiva sobre este ataque”, instan los firmantes de la carta.

La misiva es el último, pero no el único, llamamiento de legisladores demócratas a detener la ayuda militar, o cuando menos, imponer condiciones. Esta semana, el senador Chris Coons, muy cercano a Biden y uno de los mayores apoyos de Israel en el Congreso de EE UU, apuntaba en declaraciones a la CNN que se ha “llegado al punto” para tomar medidas sobre esa asistencia. Además, el mes pasado, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, judío y declarado partidario de Israel, pedía elecciones en el país aliado para reemplazar a Netanyahu.

La Casa Blanca había mantenido, hasta el momento, que la ayuda militar no se toca. Pero el bombardeo contra los cooperantes ha conmocionado a la oficina presidencial, donde ya se acumulaban lo que el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, describía como “semanas y meses de frustración” sobre los métodos israelíes en la guerra en Gaza. Esta semana, por primera vez, Biden advertía abiertamente a Netanyahu en una conversación telefónica de cambios en el respaldo de EE UU si Israel no toma medidas para ampliar la ayuda humanitaria, reducir las víctimas civiles y acordar un alto el fuego inmediato. Aunque no está claro si esos cambios afectarían a la transferencia de armamento.

Israel ha respondido anunciando la apertura de dos nuevos corredores, a través del puerto de Ashdod y el paso fronterizo de Erez, hacia el norte de Gaza, donde la necesidad de ayuda humanitaria es más acuciante. “Les pedí que hicieran lo que están haciendo”, indicaba a los periodistas Biden, un declarado partidario de Israel. ¿Va a abandonar a Israel?, le preguntaba un reportero. “¿Es una pregunta en serio?”, le replicaba el presidente.

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