La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha recomendado este miércoles autorizar la vacuna contra la covid Comirnaty (de Pfizer/BioNTech) adaptada al sublinaje XBB.1.5 de la variante ómicron. Previsiblemente, la Comisión Europea dará luz verde a su uso en los próximos días para que los países puedan disponer de ella en la campaña de vacunación que comenzará este otoño, junto a la de la gripe.
Esta nueva inyección ha presentado una “fuerte respuesta” en las pruebas de laboratorio a la subvariante XBB.1.5 y a otras de su misma familia, que han sido las dominantes en los últimos meses en prácticamente todo el mundo. Con ella, la EMA considera que se podrá reforzar la protección a la población que necesite una nueva dosis o que no se haya vacunado hasta ahora.
Una vez que se apruebe definitivamente, serán los gobiernos los que decidan si usarlas o echar mano de otras. En España, el plan de vacunación otoñal, aprobado por la Comisión de Salud Pública el pasado 12 de julio, ya contemplaba que se emplearán los fármacos adaptados a las nuevas variantes, así que lo previsible es que el Ministerio de Sanidad haga acopio de estas nuevas inyecciones.
La estrategia recomienda el refuerzo para todas las personas mayores de 60 años, para las que viven en residencias u otras instituciones (de salud mental o penitenciarias), sanitarios, cuerpos y fuerzas de seguridad, así como para quienes padecen comorbilidades que les hacen más susceptibles a enfermar gravemente de covid. En este último grupo hay una amplia gama de patologías, entre las que se incluye diabetes, insuficiencia renal, enfermedades crónicas cardiovasculares o hepáticas, cáncer y todas aquellas que suponen una inmunosupresión del paciente. El único requisito para toda esta población es que no hayan pasado la infección ni se hayan vacunado en los cinco meses previos.
Para el resto de la población no está recomendada la vacuna. Salvo que haya una mutación inesperada del virus, los expertos consideran que la exposición natural al SARS-CoV-2 unida a las sucesivas vacunas que ha recibido la mayoría de la ciudadanía es suficiente para mantener una protección celular adecuada: no, seguramente, para evitar el contagio, pero sí una eventual hospitalización. No obstante, los mayores de cinco años que lo deseen, podrán ser inoculados.
Los candidatos a la vacuna, sin embargo, son en su mayoría personas que presentan una inmunosenescencia o tienen enfermedades por las que sus defensas necesitan una ayuda extra para luchar contra el coronavirus. Como explica la EMA, la nueva vacuna contiene moléculas de ARN mensajero (ARNm) que tienen instrucciones para producir la proteína de la espícula de la subvariante ómicron XBB.1.5. Se suele ejemplificar como la llave que el virus necesita para ingresar en las células del cuerpo y que puede diferir entre las variantes del virus. Cuando una persona recibe la vacuna, algunas de sus células leerán las instrucciones del ARNm y producirán temporalmente estas proteínas. El sistema inmunológico de la persona reconocerá esta proteína como extraña y activará las defensas naturales (anticuerpos y células T) contra ella.
Además de esta vacuna de Pfizer/BioNTech, la EMA también está analizando los resultados de Novavax. La farmacéutica publicó la semana pasada un comunicado en el que aseguraba que ya ha adaptado su fármaco a la subvariante XBB. Moderna, la segunda farmacéutica que más inyecciones ha suministrado a España en la crisis de la covid-19, también trabaja en uno con estas características.
Con estas vacunas, los países tendrán a su disposición un arsenal terapéutico para proteger a la población más vulnerable a la covid. Pero la previsible compra de estas vacunas mejor adaptadas dejaría sin usar las más de 100 millones que el país tiene en stock y que ya se han quedado anticuadas. Pese a que se desconoce el precio, para los años 2021 y 2022 el Gobierno presupuestó más de 2.000 millones de euros en vacunas, muchas de las cuales permanecerán guardadas en un cajón. Tampoco está claro qué pasará con los 3,2 millones de vacunas de la española Hipra, que Sanidad compró por 31 millones de euros.
El virus, mientras, no para de evolucionar, y las variantes con más poder de contagio se van imponiendo a las anteriores. La Organización Mundial de la Salud tiene a un par de variantes en su punto de mira, como la EG.5 (que se ha popularizado con el nombre de Eris) o la BA2.86, esta no de la familia de las XBB que ahora predominan, sino de una subvariante (también de ómicron) que era una de las mayoritarias el verano de 2022.
Ómicron, que se impuso en todo el mundo entre finales de 2021 y principios de 2022, demostró un alto poder de contagio, pero hasta el momento, ninguna de sus subvariantes han mostrado capacidad de esquivar las defensas más profundas del organismo. En España, las hospitalizaciones llevan más de un año estables y en niveles muy bajos, algo que no han cambiado sucesivos repuntes del virus que se han venido produciendo durante este tiempo.