Las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se encuentran en un momento crítico, según Otty Patiño, Alto Comisionado para la Paz de Colombia. Las negociaciones, que comenzaron hace año y medio, enfrentan un estancamiento significativo, exacerbado por un paro armado declarado por el ELN en el departamento del Chocó, que resultó en la trágica muerte de un bebé indígena que no pudo recibir atención médica a tiempo.
Luis Fernando Trejos, analista político, señala que, a pesar de las tensiones, ninguna de las partes parece dispuesta a abandonar la mesa de negociaciones, ya que esto implicaría un alto costo político. Trejos anticipa un periodo de incertidumbre, sugiriendo que el gobierno debe mantener su equipo negociador y activar medidas de seguridad contra el ELN, permitiendo así que las conversaciones continúen en medio del conflicto.
Uno de los principales puntos de fricción es la demanda del ELN para ser excluido de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO), lo que el gobierno considera inviable a corto plazo. Andrés Nieto, otro analista, explica que el ELN es clasificado como uno de los grupos más peligrosos y que su eliminación de esta lista requeriría un proceso exhaustivo.
Además, el ELN ha solicitado un fondo económico a cambio de cesar el secuestro extorsivo y ha exigido la suspensión de los diálogos con el Frente Comuneros del Sur, un grupo disidente. Algunos analistas sugieren que el ELN podría estar esperando resultados de las elecciones de 2026 antes de reanudar las negociaciones con el próximo gobierno, buscando preservar lo logrado hasta ahora.
El gobierno ha acusado al ELN de incumplir acuerdos y realizar acciones armadas, mientras que el ELN responde que el gobierno no ha garantizado condiciones adecuadas para el diálogo. Este contexto podría llevar a la guerrilla a presionar al gobierno con acciones violentas, como ha sucedido en el pasado.
Finalmente, los analistas coinciden en que, aunque el futuro del proceso de paz es incierto, las expectativas del ELN y del gobierno son diferentes, dado que el grupo armado ha estado en conflicto durante 60 años. Esta disparidad en los plazos y objetivos podría complicar aún más la búsqueda de una solución pacífica.